Que levante la mano quien, a estas alturas de curso (y acabamos de empezar), tiene la voz perfectamente. Todos a la vez no, gracias.
Antes de la "Nueva Normalidad" (chupito), hablar a una clase en la que cada cual estaba a una distancia diferente hacía que forzáramos la voz para llegar al que está en la última fila a punto de dormirse. Sobre todo en el caso de las clases de música, que cada uno estaba ensayando con su instrumento o preparando su proyecto. Al finalizar cada semana, la voz del docente de "aquella normalidad" (chupito) se había reconvertido en una vozarrona cazallera.
En esta, nuestra "Nueva Normalidad" (chupitooo...), estamos sufriendo diariamente lo que antes nos pasaba solo al final de la semana. Y, es que, dar clase con mascarilla se ha convertido en un reto diario del profesorado. Las mascarillas no están hechas para estar hablando seis horas sin parar y las gargantas de los docentes se están poniendo como el esparto. Así, "raspa, que te raspa".
Y, ¿qué hacemos? Pues poner la tecnología de nuestro lado, claro: usar algún sistema de amplificación de voz, como los que usan los guías de turismo, por ejemplo.
Hace dos años perdí la voz, no sé muy bien cómo, pero la perdí y me costó mucho esfuerzo recuperarla poco a poco. Compré este sistema de micrófono de diadema con altavoz pequeño y me salvó de seguir cayendo en el pozo profundo de la carraspera. Ahora es el gadget redescubierto imprescindible para dar clase con mascarilla.
Como habéis preguntado muchos, os dejo por aquí algunos sistemas de estos que seguro os hacen el apaño y lo vais a agradecer. De verdad que es un antes y un después.
Estas cosas hay que contarlas, aunque a otros les parezca una cuestión baladí, la voz es nuestro instrumento de trabajo.
¡Espero que os sirvan!
Slitz bai!
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